Varios expertos analizan por qué Isabel II ha aceptado por primera vez en la familia a una mujer divorciada y mestiza.
ContraPunto/Agencias
28 de noviembre de 2017, Londres.- El compromiso entre el Príncipe Harry y la actriz californiana Meghan Markle supone una auténtica revolución para la sociedad británica por tres motivos: es la primera vez que un miembro de la Corona no tiene que renunciar a su puesto en la línea de sucesión por casarse con una mujer divorciada (Meghan estuvo casa con el productor Trevor Engleson) y es la primera ocasión que un príncipe se casará por la iglesia con alguien católico.
Pero sobre todo -y lo más importante- es la primera vez que una persona de raza mestiza entra a formar parte de la Familia Real Británica.
La madre de Meghan, la instructora de yoga californiana Doria Ragland, es negra. Su padre, Thomas Markle, iluminador televisivo de series tan populares como Urgencias o Matrimonio con hijos, es blanco y judío.
Aunque ambos se divorciaron cuando ella tenía solo tres años, mantuvieron siempre una excelente relación y apoyaron a su hija en el que era su sueño: convertirse en actriz.
El hecho de que este matrimonio interracial e interconfesional haya sido aceptado por la reina Isabel II supone un gran avance dentro de una Institución que no es conocida precisamente por ser permeable a los cambios. No olvidemos los frecuentes comentarios de mal gusto que el duque de Edimburgo ha hecho a lo largo su extendidísima vida sobre cualquier persona que no sea estrictamente blanca (aquella visita a Kenia donde una mujer le entregó un regalo y el duque le espetó: “Eres una mujer, ¿no?”).
Pero, aun así, no es descabellado preguntarse si la reina de Inglaterra consideró un problema en algún momento la raza de la novia.
Hace solo un mes un íntimo amigo de Diana de Gales, el argentino Roberto Devorik, decía que muy probablemente sí.
“Estoy seguro de que se ha llevado un disgusto con esta relación. Visualmente, no es lo que le hubiese gustado. Para ella es una foto chocante”. Devorik, que tuvo una estrecha relación con el Príncipe Harry durante su niñez hizo un análisis de la situación muy pragmático: “La familia real es muy racista. Si aceptan esto, es solo porque no se pueden permitir rechazarlo: la popularidad de la Corona depende hoy de los tres mosqueteros que son Guillermo, Kate y Harry”, añade.
La reina Isabel no siempre ha sido tan tolerante. Conviene recordar que no permitió a su hermana Margarita casarse con el supuesto amor de su vida, el coronel Townsend, por estar divorciado y que obligó a su hijo Carlos a contraer matrimonio con una mujer a la que no amaba, pero que, como mandaban los cánones, era virgen.
“Si se casan, a ella le darán un título de duquesa, como el de Sarah Ferguson, y a él seguramente le ofrecerán un cargo diplomático de la Commonwealth en Canadá y los mandarán allí, para tenerlos lejos”, nos contó Devorik.
De momento, la parte del duquesado parece que se va a cumplir.
Otros expertos no opinaron como Devorik. Ingrid Seward, directora de la revista Majesty y autora de My Husband and I, un ensayo sobre los setenta años de relación de Isabel II y el duque de Edimburgo, nos contó: “Lo único que le podría preocupar a la reina de esta chica es que venga de un hogar desestructurado. Siempre que alguno de sus hijos se ha casado con una mujer que venía de ese tipo de entorno la historia ha acabado mal. Pero la reina es la persona menos esnob que hay en el mundo y creo que estará feliz de ver feliz a Harry”.
Una tercera fuente cercana al príncipe que prefirió mantenerse en el anonimato nos dijo que la alta aristocracia británica no es precisamente fan de la pareja: “El mayor problema no es que ella sea divorciada o su origen racial, sino que es norteamericana. Eso despierta el fantasma de Wallis Simpson, a quien todavía culpan de haber acabado con el prestigio de la monarquía”.
Digan lo que digan los corrillos, lo cierto es que Harry, con su noviazgo tan poco convencional, es ahora mismo la figura más popular de la Corona. Le preguntamos al experto en cultura pop Stephen Bayley el por qué de este amor del pueblo por el príncipe y esta es la explicación que nos dio: “Harry es tan popular porque transmite desobediencia y energía”.
Acto de desobediencia o manifestación de amor puro, lo que está claro es que su matrimonio supone un ejemplo para una sociedad multirracial que hasta ahora no había visto su reflejo en la Casa Real.